(Foto de Badnewzsolutions en Deviantart)
El reguetón, género musical que se originó en Puerto Rico en la década de 1990, ha experimentado una evolución significativa en su postura hacia la cultura LGBTQ. Inicialmente conocido por personajes y letras chauvinistas, el reguetón ha mostrado un cambio notable hacia una mayor inclusión y representación de la comunidad LGBTQ.
Hace un par de años el cantante Ozuna se vio involucrado en un escándalo de extorsión relacionado con un “vídeo íntimo” homosexual filmado cuando era menor de edad. Por supuesto, la “vieja guardia” del reguetón, ejemplificada en artistas como Don Omar, aprovechó la coyuntura para lanzarle comentarios homofóbicos en Twitter al intérprete del éxito “Te Boté”, pero mientras que en el pasado esto quizá hubiese sido solo el principio de una avalancha de acosos por parte de artistas que glorifican la masculinidad heteronormativa, la realidad fue otra. Pues fue el comentario de Don Omar el que desencadenó críticas, incluida la de Bad Bunny, que condenó enérgicamente la intolerancia twitteando “¿homofobia a estas alturas? que vergüenza loco”. Eventos como este revelan la complejidad de la evolución del reguetón hacia la inclusión y la aceptación, mostrando que, a pesar de estar arraigado en ideas retrogradas, surgen nuevos artistas que desafían la tradición del género.
Bad Bunny, conocido tanto por sus éxitos musicales como por desafiar las expectativas de masculinidad de una estrella del reguetón, ha emergido como un verdadero aliado de la comunidad LGBTQ. Aunque en el pasado se definió heterosexual, declaraciones como “al final del día, no sé si en 20 años me gustará un hombre. Uno nunca sabe en la vida” entreven un entendimiento sobre la sexualidad como algo fluido que parece reflejar la filosofía de su fanaticada más joven. Desde pintarse las uñas, usar vestidos en premiaciones, o disfrazarse de mujer en videos como “Yo perreo sola”, el cantante puertorriqueño nacido Benito Antonio Martínez Ocasio se ha convertido en un ícono que desafía las normas impuestas por una industria tradicionalmente heteronormativa que en el pasado hubiese huido de este tipo de comportamientos en su máximo exponente pero que ahora lo corona como el nuevo “Rey del Pop”.
Pero Bad Bunny no es el único artista popular de reguetón que se muestra abierto a desmitificar los tabúes del género. Young Miko, una rapera puertorriqueña abiertamente lesbiana, ha añadido su particular voz, desafiando normas y estereotipos dentro de la popular música urbana. Su talento y autenticidad no solo la han catapultado a la cima de escena musical, también la han convertido en un referente crucial para la comunidad LGBTQ.
(Foto de El Hormiguero en Flickr)
Desde que irrumpió en la escena del pop latino global, Young Miko ha invertido la narrativa centrada en los hombres con letras atrevidas que se basan en su experiencia real como mujer queer. “Cuando comencé a escribir música, pensé: ‘A la mierda’. La gente ya sabe que soy gay ¿por qué iba a cantarle a los hombres?… si no me gustan los hombres, no le voy a dedicar una canción a ninguno” declaró la joven puertorriqueña a la revista Billboard, quien la nombró su “Artista Novato Latino del Año”.
El ascenso de artistas queer en el reguetón, la defensa de figuras influyentes como Bad Bunny y las actitudes cambiantes del público han contribuido a un proceso evolutivo que ha hecho del reguetón un género musical más diverso e inclusivo. Al empoderar a este tipo de voces emergentes dentro de lo que es (tal vez) el género musical más popular de la actualidad, no solo se abre el espectro a nuevas e interesantes expresiones artísticas, también potencialmente se salva las vidas de una fanaticada queer que antes se encontraba sin modelos a seguir.
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