Gabriel Attal, Secretario de Estado del Ministro de Educación Nacional, en la ceremonia de entrega de premios Discovery del Festival Internacional del Cómic de Angulema el jueves 24 de enero de 2019. (Imagen de Selbymay via Wikimedia Commons)
El presidente Emmanuel Macron ha anunciado el nombramiento histórico de Gabriel Attal, de 34 años, como el nuevo primer ministro de Francia. Este hito no solo hace de Attal uno de los primer ministros más jóvenes en la historia de la República francesa, sino también el primer hombre abiertamente gay en ocupar este cargo de alto rango a nivel mundial.
Este acontecimiento llega tras la renuncia de Élisabeth Borne, la primera mujer primera ministra en tres décadas, cuyo mandato estuvo marcado por impopulares reformas de jubilación y disturbios urbanos. La elección de Attal busca un reinicio político antes de las elecciones europeas y los Juegos Olímpicos, con la esperanza de mejorar las perspectivas de Macron en las encuestas.
Según la agencia de noticias Reuters, un viejo compañero de escuela fue quien reveló la homosexualidad de Attal en 2018 cuando este fue nombrado ministro junior durante el primer mandato de Macron. En ese momento, Attal mantenía una relación con Stéphane Sejourne, exasesor político del presidente Macron.
Attal, una figura ascendente en el Partido Renacimiento de Macron, ya se desempeñaba como ministro de Educación y Juventud nacional, donde lideró iniciativas controvertidas, como la prohibición del uso de la abaya en las escuelas públicas y la lucha contra el acoso escolar. Su nombramiento busca revitalizar la imagen del gobierno de Macron, que ha enfrentado críticas y una baja popularidad.
La juventud y la orientación sexual de Attal generan expectativas y desafíos. Algunos ministros del gobierno expresaron dudas sobre su elección, considerándolo demasiado joven e inexperto. Sin embargo, Attal, conocido por su lealtad a Macron, busca preservar el control del destino francés y liberar su potencial, priorizando reformas en el ámbito educativo.
Este cambio en la cúpula del gobierno refleja la fragilidad política de Macron, que enfrenta desafíos para aprobar reformas en medio de la falta de mayoría parlamentaria. La ley de inmigración fue un factor clave en la salida de Borne, y la elección de Attal se percibe como un intento de Macron por capitalizar su popularidad en los sondeos.
