Violencia doméstica en relaciones trans: mito y realidad

Gráfico de Los Angeles Blade

El tema de la violencia hacia personas transgénero ha dado mucho de qué hablar en los últimos días, en particular por los casos de transfeminicidio en México que han ocurrido durante las primeras dos semanas del 2024.

Sin embargo, la respuesta popular ante estos crímenes no es solamente de apoyo y solidaridad para con la comunidad transgénero. Hay quienes aprovechan la coyuntura para abrir una discusión sobre la violencia en relación a las personas trans, propagando un discurso de que las personas trans son inherentemente violentas en sus relaciones de pareja debido a su identidad de género.

Si bien es cierto que los que empujan este mensaje muchas veces son voceros de ultraderecha que se escudan en algunos casos de alto perfil como el asesinato del magistrade Ociel Baena y más recientemente el caso de violencia doméstica de la influencer Mexicana Paola Suárez, es crucial cuestionar la veracidad de la idea de que la violencia de pareja está inseparablemente ligada a la experiencia trans.

En general, las personas transgénero se enfrentan muchos tipos de violencia tanto física como sexual y psicológica, así como crímenes de odio derivados de la discriminación, intolerancia y prejuicios que sufren solo por el hecho de ser trans.

La realidad es que muchas veces el mundo de las mujeres trans es de opciones más limitadas. Al encontrar hostilidad en la escuela y el hogar, muchas mujeres transgénero terminan por prescindir de una educación superior o incluso primaria para escapar de estos lugares hostiles en donde se sienten vulnerables y no se les permite el libre desarrollo de la personalidad.

Por esta razón, muchas mujeres transgénero terminan dependiendo del trabajo sexual como única fuente de sustento desde una temprana edad y, sin la estructura social de la preparatoria o la universidad, terminan por adolecer de una falta de compañía y espacios para compartir sus experiencias de forma saludable. La socialización de estas mujeres trans que han incurrido en el mundo de la prostitución se limita a otras mujeres trans y a sus clientes, generando relaciones asimétricas marcadas por la soledad y vulnerabilidad.

Este tipo de relaciones entre mujeres trans y hombres cis es donde más se presentan los actos de violencia, con las mujeres trans negras y latinas siendo la población más vulnerada en los Estados Unidos. Este tipo de parejas enfrenta desafíos particulares ya que rompe con cánones de masculinidad impuestas por sociedades frecuentemente más machistas que el promedio.

Pero las ideas chauvinistas de una sociedad no solo implican el que una mujer trans sea más probable de ser víctima de abuso doméstico, también significan que las autoridades pueden tener un sesgo en contra de ellas, previniendo que los casos lleguen a la luz. Activistas y personas que trabajan con la población trans en países latinoamericanos sugieren que la cifra real de mujeres trans abusadas en sus relaciones de pareja podría ser mayor de la que se registra, y que el miedo a burlas y la falta de comprensión por parte de la policía desalientan este tipo de denuncias. En 2020, Arianna’s Center, una ONG de apoyo a la población transgénero, encuestó a 212 personas trans o no binarias en Puerto Rico, revelando que el 63% de las mujeres trans encuestadas habían experimentado violencia por parte de sus parejas.

Las mujeres trans, al enfrentar violencia doméstica, sufren doblemente la discriminación, experimentando mofas a sus rasgos físicos y amenazas relacionadas con su identidad de género. La negativa a brindarles servicios médicos, empleo y protección complica su salida del ciclo de violencia.

Según la periodista transgénero Irene Valdivia de la Agencia Presentes, las relaciones de mujeres trans con hombres cis se ven constantemente sometidas a un cuestionamiento identitario, donde la heterosexualidad de los hombres está constantemente en tela de juicio. La masculinidad hegemónica, que conlleva la apropiación de la violencia, deja a las parejas trans como víctimas colaterales. Lo cual resulta en la marginalización de las mujeres trans en relaciones clandestinas y violentas que muchas veces no pueden denunciar por la falta de espacios inclusivos y alternativas laborales.

La falta de ciudadanía para las mujeres trans, junto con la indiferencia estatal hacia las violencias que no se ajustan a la heterosexualidad cis hegemónica, contribuye a relaciones codependientes y círculos de violencia que se perpetúan hasta que ya es demasiado tarde para tomar medidas.

More in En Español

See More