El ‘Sexilio’

Activistas en Doral protestan contra el senador estadounidense Marco Rubio después de que parejas homosexuales quedaran fuera del Plan de Inmigración 8 (Foto de Jorge Elías en Wikimedia Commons). 

Migrar es un desafío que enfrenta diversas motivaciones, desde escapar de la violencia hasta mejorar las condiciones económicas o reunirse con la familia. Para algunos miembros de la comunidad LGBTQ+, migrar se convierte en la única oportunidad para vivir su identidad u orientación sexual, lejos del peligro que supone pertenecer a dicho colectivo en sus países de origen.

Este fenómeno se conoce como “sexilio”, término acuñado por el sociólogo puertorriqueño Manolo Guzmán en 1997, describiendo el exilio de las personas que abandonan sus países por su orientación sexual.

La Ley de Migración y Nacionalidad de Estados Unidos contempla otorgar estatus de refugiados o asilo a quienes han sufrido persecución por motivos como raza, religión, nacionalidad, pertenencia a un grupo social u opinión política. Sin embargo, la realidad es que, especialmente después de la pandemia de coronavirus, las políticas migratorias se han vuelto aún más estrictas, dificultando la solicitud de asilo para la comunidad LGBTQ+.

Un ejemplo de esto es Juan, un hombre transgénero que huyó de Honduras después de recibir amenazas de muerte relacionadas con su identidad de género y su activismo en una organización de defensa de los derechos LGBTQ+. En 2021, él y su novia fueron víctimas de violación por expresar su identidad. A pesar de sus repetidas declaraciones de temor por su vida, al presentar su caso para obtener asilo en Estados Unidos, Juan fue devuelto a México por las autoridades estadounidenses.

Bajo el Título 42, los agentes migratorios tenían la facultad de decidir quién merecía asilo y quién no, lo que aumentó la discriminación hacia la comunidad LGBTQ+. Pero, aunque el Título 42 fue eliminado en mayo, la discriminación persiste y la falta de preparación de los agentes migratorios para abordar casos de esta naturaleza sigue siendo un grave problema.

Ahora, las personas LGBTQ+ enfrentan el desafío de convencer a los agentes migratorios de la autenticidad de su miedo a regresar a sus países y ser perseguidos por su orientación sexual. Para los agentes migratorios, el ser LGBTQ+ no asegura la protección del asilo, y el problema radica en que muchos son devueltos a México o a sus países de origen, donde la persecución y tortura les aguardan, según Ari Sawyer, investigadora de Human Rights Watch.

En entrevista con Brianda Almanza para un artículo de Univision Noticias, Sawyer explicó que, aunque los migrantes LGBTQ+ intentan defender sus casos argumentando que serán víctimas de abuso o tortura en México o en sus países de origen, la vara de la violencia en general es ahora tan alta que resulta casi imposible demostrar la gravedad de su situación. El artículo también arroja que La Oficina de Ciudadanía y Servicios de Inmigración (USCIS) respondío a Univision Noticias que “los criterios utilizados para evaluar la elegibilidad de un solicitante LGBTQ+ para el asilo son los mismos que en otras adjudicaciones de protección”, lo cual complica aún más la obtención de asilo para esta comunidad.

Durante el período del 16 al 31 de octubre de este año, la USCIS reportó 10,583 casos de “miedo creíble”, pero solo 1,616 pudieron comprobar persecución y 1,417 casos evidenciaron tortura. El sistema enfrenta carencias, ya que no registra específicamente el número de solicitudes de asilo por motivos LGBTQ+.

Además de estas dificultades, los migrantes LGBTQ+ enfrentan retos adicionales durante su proceso migratorio. La falta de acceso a servicios básicos, como la atención médica, se convierte en un peligro real, especialmente para aquellos que viven con VIH. A menudo, los refugios, en su mayoría de orientación religiosa, no aceptan a miembros de esta comunidad, y realizar citas en el sistema CBP One se torna complicado por la falta de acceso a internet gratuito en lugares laicos.

A pesar de estos desafíos, la motivación de la comunidad LGBTQ+ por iniciar una nueva vida en latitudes que les permitan su libertad sexual persiste. La sugerencia de expertos y defensores de derechos humanos es cuestionar las políticas migratorias y nacionales que perpetúan la discriminación, buscando alternativas para que el “sexilio” no sea la única opción de la comunidad para ejercer sus derechos fundamentales y vivir de acuerdo a sus preferencias, identidad y orientación sexual. Para muchos miembros de la comunidad LGBTQ+, migrar se convierte en la única opción para vivir abiertamente su identidad y sexualidad, lejos de la persecución que experimentan en sus países de origen. Aunque el camino está lleno de desafíos, la esperanza de una vida auténtica y libre seguirá impulsando a miles hacia la frontera.

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