Hope Community Center en Apopka, Florida. (Foto de Federico Soto para Watermark en Español).
Hoy en día, ser inmigrante LGBTQ en el estado de Florida es casi sinónimo de ser considerado un indeseable por el gobierno local. Mucho se ha hablado de las diversas medidas que la oficina de la gobernación estatal ha tomado en contra de la comunidad LGBTQ y de los inmigrantes, quienes cada vez más están optando por aventurarse hacia otros estados menos hostiles que el “Sunshine State”. Paradójicamente para el Gobernador y sus allegados, la falta de inmigración al estado ha afectado a Florida para mal, derivando en falta de mano de obra asequible para proyectos de construcción y una inflación desmesurada, entre otras cosas. Sin embargo, aún hay lugares en Florida en donde los inmigrantes LGBTQ son más que bienvenidos, lugares como el Hope Community Center, ubicado en la pequeña ciudad de Apopka, a unos 30 minutos de Orlando.
Fundado a principios de los años 70 por tres monjas católicas de la orden de Notre Dame, el Hope Community Center siempre fue un oasis de ayuda para inmigrantes y trabajadores de bajos recursos, pero posterior a la masacre de la discoteca Pulse en junio del 2016, también se ha convertido en un refugio seguro para latinos de la comunidad LGBTQ.
“La hermana Anne (una de las fundadoras del centro comunitario) intenta asegurarse de que la gente entienda que Hope es un lugar donde todos son bienvenidos y amados. Pero realmente fue después de Pulse cuando quedó claro que necesitaban hacer más que simplemente decir “todos son bienvenidos y todo el mundo los quiere”, tenían que ser más activos en la búsqueda de personas LGBTQ para que vinieran y compartieran. Y esto comenzó cuando la hermana Anne se unió a la junta asesora comunitaria del fondo “Contigo”, cada vez más con intención” dice Debo Ofsowitz, del centro comunitario en entrevista con Watermark En Español.
Debo Osfowitz Directora de Desarrollo de Hope Community Center.
Osfowitz, quien lleva años trabajando en el centro primero como voluntaria y ahora como Directora de Desarrollo, ve a través de las medidas draconianas que el Gobernador Ron DeSantis lleva a cabo contra los inmigrantes. “Creo que son una distracción” dice, “se hacen deliberadamente para convertir a los inmigrantes, que son seres humanos, en peones políticos para hacer una declaración política y sin tener en cuenta el hecho de que tenemos una enorme escasez de empleos que los inmigrantes pueden cubrir y que han estado llenando y que tenemos un número de inmigrantes que están ya están aquí contribuyendo a nuestra comunidad y que están siendo demonizados para que alguien pueda ganar puntos políticos”.
El Hope Community Center, que aporta clases de ESL (English as a Second Language) y ayudó a 50 personas migrantes el año pasado a convertirse en ciudadanos a través de su Citizenship Preparation Program, se erige como un bastión de la resistencia en contra del creciente rechazo migrante. Muchos de sus programas están edificados precisamente para ayudar a la comunidad que llega al estado de Florida desde otras latitudes, muchas veces sin siquiera saber hablar el idioma. En ocasiones, estos inmigrantes incluso pueden ser menores de edad no acompañados que han tenido que dejar atrás a sus familias para hacerse con un futuro mejor. Para este tipo de casos, Hope Community Center implementó el programa “Adelante Caminante”.
“Todo empezó realmente cuando seis menores no acompañados aparecieron en nuestras puertas” recuerda Osfowitz. “Aparecieron, y la gente que estaba aquí hizo lo que pudo para cuidarlos. Y luego aparecieron más, y luego más. Y muchos de ellos son jóvenes que provienen de comunidades indígenas de los países de donde provienen. El español no es su primera lengua, su primera lengua es su lengua indígena. Muchos de ellos aprenden español en el centro de detención antes de llegar aquí, y luego llegan aquí y no tienen familia… La mayoría de ellos ha experimentado algún tipo de trauma. Alguien me dijo una vez, ‘¿cómo podría una madre dejar ir a su hijo solo?’ Y mi respuesta fue: imagínense las circunstancias que obligarían a una madre a tomar ese tipo de decisión.”
El programa Adelante Caminantes tiene una tasa de éxito del 80% en los estudiantes de sus clases de ESL y recientemente celebraron el hito de que uno de sus estudiantes comenzó a atender clases en el Seminole State College, abriéndole las puertas a la educación superior.
Pero esto es solo una parte de los aportes que el centro comunitario le otorga a estos jóvenes migrantes, pues también pueden recibir desde clases de inglés hasta capacitaciones para diversos aspectos de sus vidas como acompañamiento psicológico y hasta desarrollo artístico. “Definitivamente saben que no están solos”, remarca Osfowitz.
Uno de estos programas que más le aporta a la salud mental de estos jóvenes migrantes se llama “Artivistas” un juego de palabras entre “artistas” y “activistas” que, como su nombre indica, converge las problemáticas sociales con la expresión artística. “Tenemos una colaboración con Art Reach Orlando, (en donde) ellos nos mandan una maestra cada jueves que les enseña sobre justicia social con el con el arte”, remarca Edith Tavera, quien lidera el programa Artivistas y, como el 60% del equipo del Hope Community Center, es egresada de uno de sus mismos programas. “Básicamente ellos (los jóvenes migrantes) hablan de problemas que tienen en la comunidad, o sea: problemas de drogas, problemas de inmigración, problemas que ellos ven en su vida diaria de los tiroteos de la escuela y hablan sobre todo eso y básicamente lo convierten en arte para enseñar cómo esas cosas afecta a la comunidad, y pues enseñan sobre todo eso, sobre el arte y la justicia social, como pueden usar sus voces, dibujándolo en vez de expresándolo verbalmente, porque en veces es muy difícil para ellos hacerlo verbalmente”.
Varios proyectos artísticos hechos por niños y niñas migrantes.
Pero ser inmigrante muchas veces significa estar en medio de muchas intersecciones, especialmente si también se es parte de la comunidad LGBTQ. Para estos casos, el Hope Community Center cuenta con Andrea Montanez, la Organizadora Senior de Equidad Racial, LGBTQ+ y temas migratorios, quien, como inmigrante colombiana y mujer trans, es doblemente víctima de las medidas anti migratorias y anti LGBTQ del gobierno local.
Según Montanez, las leyes que implementa la oficina del gobernador atacan en varios frentes tanto a las comunidades inmigrantes como a las LGBTQ y trataron de mitigar el efecto económico resultado de la falta de inmigrantes con otras normativas. “¿Qué hizo el estado de la florida este año? Crear una lea en la que los menores pueden trabajar más de 40 horas. Como tienen que reemplazar los inmigrantes que están yendo, entonces traigamos a los jovencitos. Y jovencitos también van a ser inmigrantes porque son los que ahora tienen que reemplazar (a sus padres). O sea, si tu papá no puede trabajar y es el que hacía la verdad porque es indocumentado, pero tú eres ciudadano, tú tienes que coger esos trabajos para seguir manteniendo tus familias” remarcó.
En cuanto al creciente tema del rechazo a la comunidad LGBTQ, para Montanez uno de los responsables directos de esta persecución en Florida es Doug Bankson, representante de Apopka y pastor evangélico cuya propuesta de ley HB 1639 busca efectivamente borrar la identidad de las personas transgénero al obligarles el tener su sexo biológico en lugar de su identidad de género. Montanez le ha enviado cartas al representante Bankson, ha protestado afuera de su oficina e incluso hablado con él directamente, pero ella considera que el raciocinio del pastor para empujar sus leyes se basa en supuestos de hecho que rayan en lo absurdo.
“Él (Bankson) dice que (la ley) es para proteger a los first responders. Entonces por ejemplo tú estás en un accidente gravísimo y estás inconsciente, entonces el enfermero necesita saber quién eres. Pero yo le dije pues si mi cabeza está rota en pedazos, yo creo que al enfermero no le importa que hay entre mis piernas, sino cómo me va a curar mi cabeza” dice Montanez.
Andrea Montanez Organizadora Senior de Equidad Racial, LGBTQ+ y temas migratorios en su despacho.
Montanez, quien además de fungir como la líder del Queer and Trans Immigrant group (denominado “QTs”) para el centro comunitario también es parte del Gay Officer Alliance de Florida Central y trabajó tanto en el TSA como en las fuerzas policiales colombianas, continuó narrando su experiencia al hablar con Bankson, remarcando “él (Bankson) dijo también que la policía debe saber a quién enfrenta. Yo le conté mi historia. Le dije “yo soy policía, yo fui parte de TSA y a nosotros no nos importa si eres hombre, mujer, marciano, negro, verde, sino si eres peligroso. Y cualquiera puede ser peligroso, entonces no, eso no tiene ningún sentido.”
Gracias a gestiones de personas como Montanez, este año el Hope Community Center dio la bienvenida a 50 líderes inmigrantes LGBTQ+ en lo que se ha convertido en una resistencia diaria en contra de la persecución legislativa y social que los entes conservadores del estado montan en contra de las comunidades inmigrantes y LGBTQ+. Para Osfowitz, es importante hacerle frente a estas leyes abusivas y conservar el Hope Community Center como “un espacio seguro de pertenencia donde todos son bienvenidos y amados y donde estamos haciendo lo mejor que podemos para tratar de que el resto de Florida sea así de grandioso”.
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