(Photo by Phil Guest, from Wikimedia Commons)
Burt Bacharach, el talentoso compositor popular que iluminó los arreglos estrafalarios y melodías inolvidables de “Walk on By”, “Do You Know the Way to San Jose” y decenas de otros éxitos, ha muerto a los 94 años.
Bacharach, Galardonado con el Grammy, el Oscar y el Emmy, falleció el miércoles en su casa en Los Angeles por casusas naturales, dijo su publicista Tina Brausam el jueves.
En los últimos 70 años, sólo Lennon-McCartney, Carole King y otros pocos rivalizaron con su ingenio para crear canciones instantáneamente pegajosas que siguieron siendo interpretadas mucho tiempo después de ser escritas. Tuvo decenas de éxitos de la década de 1950 al siglo XXI, y su música se escuchaba en todo, de bandas sonoras para películas, a la radio, estéreos en casa e iPods, incluyendo “Alfie” y “I Say a Little Prayer” o “I’ll Never Fall in Love Again” y “This Guy’s in Love with You”.
Dionne Warwick fue su intérprete favorita, pero Bacharach generalmente en equipo con su letrista Hal David, también creó material de primera para Aretha Franklin, Dusty Springfield, Tom Jones y muchos otros. Elvis Presley, The Beatles y Frank Sinatra fueron algunos de los innumerables artistas que interpretaron sus canciones, entre los más recientes que las cantaron o usaron para sampleos destacan White Stripes, Twista y Ashanti. Tan sólo “Walk On By” fue interpretada por artistas como Warwick, Isaac Hayes y la banda punk británica The Stranglers y Cyndi Lauper.
Bacharach era un innovador y al mismo tiempo un admirador del pasado, y su carrera parecía ir en paralelo con la era del rock. Creció escuchando jazz y música clásica, no era muy asiduo al rock cuando comenzó a trabajar en la industria en la década de 1950. Su sensibilidad solía parecer más alineada con Tin Pan Alley que con Bob Dylan, John Lennon y otros compositores que emergieron después, pero los rockeros apreciaban la profundidad de su aparentemente anticuado sentimiento.
“La versión resumida de él es que tiene algo que ver con algo fácil de escuchar”, dijo Elvis Costello, quien compuso el álbum de 1998 “Painted from Memory” con Bacharach, en una entrevista de 2018 con The Associated Press. “Quizá sea agradable escuchar esas canciones, pero no hay nada sencillo en ellas. Intenta tocarlas. Intenta cantarlas”.
La caja de álbumes y material especial “The Songs of Bacharach & Costello”, saldrá a la venta el 3 de marzo.
Bacharach triunfó en muchas formas de arte. Ganó ocho Grammy, premios en Broadway por componer la música de “Promises, Promises” y tres Oscar. Recibió dos Premios de la Academia en 1970 por la música de “Butch Cassidy and the Sundance Kid” (“Dos hombres y un destino”) y por la canción “Raindrops Keep Fallin’ on My Head” (que compartió con David). En 1982, él y su entonces esposa, la letrista Carole Bayer Sager, ganaron el Oscar por “Best That You Can Do”, el tema de “Arthur” (“Arthur, el soltero de oro”). Su música para otras películas incluía “What’s New, Pussycat?” (“¿Qué tal, pussycat?”), “Alfie” (“Alfie, el seductor irresistible”) y la película de parodia de James Bond de “Casino Royale” de 1967.
Bacharach era reconocido y tenía buenas relaciones. Solía ser invitado a la Casa Blanca, sin importar si los presidentes eran republicanos y demócratas. En 2012 Barack Obama le entregó el Premio Gershwin, Obama había cantado un fragmento de “Walk on By” durante un acto de campaña.
En su vida, y su música, se destacaba. A su colega compositor Sammy Cahn le gustaba bromear que el alegre Bacharach de cabello quebrado era el primer compositor que conoció que no se veía como un dentista. Bacharach era un “swinger”, como llamaban a esos hombres en su época, sus múltiples romances incluían a la actriz Angie Dickinson, con quien estuvo casado de 1965-80, y Sager, su esposa de 1982-1991.
Bacharach se casó cuatro veces, pero sus relaciones más duraderas eran laborales. Era un perfeccionista al que le llevó tres semanas componer “Alfie” y podía pasar horas arreglando un simple acorde. Sager alguna vez observó que las rutinas de la vida de Bacharach esencialmente eran las mismas, sólo cambiaban las esposas.
Comenzaba con las melodías, fuertes, pero intercaladas con ritmos cambiantes y armonías sorprendentes. Reconocía en su estilo la influencia del bebop y su educación musical clásica, especialmente bajo la tutela del famoso compositor Darius Milhaud. Alguna vez tocó una pieza para piano, violín y oboe para Milhaud que tenía una melodía que le avergonzaba, pues la música atonal de 12 notas estaba en boga en ese entonces. Milhaud, a quien le gustaba la pieza, le aconsejó al joven “nunca tengas miedo de la melodía”.
“Esa fue una gran afirmación para mí”, recordó Bacharach en 2004.
Bacharach era esencialmente un compositor pop, pero sus canciones se volvieron éxitos para artistas country (Marty Robbins), R&B (Chuck Jackson), soul (Franklin, Luther Vandross) y synth-pop (Naked Eyes). Llegó a una nueva generación de escuchas en la década de 1990 con la ayuda de Costello y otros. Otro de sus éxitos es ″(They Long to Be) Close to You”, popularizada por The Carpenters.
Mike Myers recordaba escuchar la sensual “The Look of Love” en la radio y encontrar así inspiración para sus comedias de espías retro “Austin Powers”, en las que Bacharach hizo cameos.
En el siglo XXI, seguía probando nuevos terrenos, escribiendo sus propias letras y grabando con el rapero Dr. Dre.
Estuvo casado con su primera esposa, Paula Stewart, de 1953-58, y por cuarta ocasión con Jane Hansen, en 1993. Le sobrevive Hansen, así como sus hijos Oliver, Raleigh y Cristopher, dijo Brausam. Su hija con Dickinson, Nikki Bacharach falleció antes que él.
Bacharach conocía muy bien las mieles del éxito, pero recordaba sus orígenes humildes, un chico bajito y autoconsciente que se sentía tan incómodo por ser judío que incluso se mofaba de otros judíos. Su libro favorito cuando era niño era “The Sun Also Rises” (“Ahora brilla el sol”) de Ernest Hemingway, se sentía identificado con el impotente sexual Jake Barnes, al considerarse “socialmente impotente”.
Nació en Kansas City, Missouri, pero pronto se mudó a Nueva York. Su padre era columnista, su madre pianista, ella lo impulsó a estudiar música. Aunque estaba más interesado en los deportes, practicaba el piano cada día después de la escuela, para no decepcionar a su madre. Cuando todavía era menor de edad, se solía colar a los clubs de jazz con una identificación falsa y así pudo escuchar a grandes como Dizzy Gillespie y Count Basie.
“Eran tan increíblemente emocionantes, que de pronto me interesé en la música de una forma que nunca antes lo había hecho”, recordó en su libro de memorias “Anyone Who Had a Heart”, publicado en 2013. “Lo que escuché en esos clubs me cambió la cabeza”.
No era el mejor estudiante, pero logró ingresar al conservatorio de música en la Universidad McGill en Montreal. Compuso su primera canción en McGill y escuchó por meses “The Christmas Song” de Mel Torme. La música también pudo salvar la vida de Bacharach. Lo enrolaron en el ejército a finales de la década de 1940 y todavía estaba en servicio durante la Guerra de Corea. Pero los oficiales en los Estados Unidos se enteraron de su talento musical y lo querían tener cerca. Finalmente viajó a Alemania, donde compuso música de orquesta para un centro recreativo en la base militar local.
Después de ser dado de baja regresó a Nueva York donde trató de trabajar en la música. Al principio no tuvo mucho éxito como compositor, pero se volvió un arreglista y acompañante popular, saliendo de gira con Vic Damone, The Ames Brothers y Stewart, quien se convirtió en su primera esposa. Cuando un amigo que había estado de gira con Marlene Dietrich no pudo hacer un show en Las Vegas, le pidió a Bacharach que lo reemplazara.
El joven músico y la diva alemana rápidamente compaginaron y Bacharach viajó por el mundo con ella a finales de la década de 1950 y comienzos de los 60. En cada presentación ella lo presentaba con un gran estilo: “Me gustaría que conocieran a este hombre. Es mi arreglista, mi acompañante, es mi director y desearía decir que es mi compositor, pero no es verdad. Él es el compositor de todos… ¡Burt Bacharach!”.
Por ese entonces conoció a su alma gemela en la composición, David, quien era tan centrado en los negocios como Bacharach era voluble, tan domesticado que se iba cada noche a las 5 para tomar el tren y volver con su familia en Long Island. Trabajaban en una diminuta oficina en el famoso edificio de Broadway, Brill Building, donde hicieron su primer tema que vendió un millón, “Magic Moments”, interpretada en 1958 por Perry Como. En 1962 descubrieron a una corista de The Drifters, Warwick, que tenía “una gracia y elegancia muy especial”, recordó Bacharach.
El trío produjo un éxito tras otro. Las canciones eran tan complicadas de grabar como eran fáciles de escuchar. A Bacharach le gustaba experimentar con los arreglos, como tener dos pianistas en “Walk on By”, tocando ligeramente desincronizados para darle a la canción una sensación “escarpada”, escribió en sus memorias.
La asociación Bacharach-David terminó con el fracaso de una nueva versión del musical “Lost Horizon” de 1973. Bacharach se deprimió tanto que se aisló en su casa de veraneo en Del Mar y se negaba a trabajar.
“No quería componer con Hal ni nadie” dijo a AP en 2004. Tampoco quería cumplir con un compromiso para grabar a Warwick. Ella y David lo demandaron.
Eventualmente, Bacharach y David se reconciliaron. Cuando David murió en 2012, Bacharach lo elogió por componer letras “como una película en miniatura”.
Bacharach logró volver a trabajar y prometió que nunca se retiraría, creía firmemente que una buena canción puede hacer una diferencia.
“La música suaviza el corazón, te hace sentir algo si es buena, te trae emoción que quizá no habías sentido antes”, dijo a AP en 2018. “Es algo muy poderoso si logras hacerlo, si tienes en tu corazón algo así”.